Javier García Oliva, decano de Derecho de la Universidad de Mánchester: «En Reino Unido ninguno de mis alumnos quiere ser funcionario»
Este profesor lamenta que tras el Brexit Reino Unido ha perdido a muchos universitarios europeos
Una universidad española entra por primera vez en las 150 mejores del mundo del ranking QS

Este profesor gaditano lleva 22 años enseñando Derecho Constitucional en Gran Bretaña y aunque se considera «expresivo y pasional», en todo este tiempo ha interiorizado la forma de ser británica. Como decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de Mánchester, entre las mejor ... posicionadas en el Russell Group, los rankings son decisivos en las actividades que se llevan a cabo en el día a día. A Javier García Oliva, le preocupa la falta de diversidad ya que tras el Brexit hay muchos menos universitarios europeos, pero es muy optimista sobre la calidad de su alumnado y estima que de estas aulas podrían salir algunos de los futuros líderes del Reino Unido, del resto de Europa, e incluso, por qué no, de China.
—En Reino Unido un licenciado en Civilización Clásica puede ser un Boris Johnson o estudiando Teología un Lord Grantham en Downton Abbey. ¿La universidad británica está muy por delante de la española?
—Hay muchísimas cosas brillantes en el sistema universitario español, pero pienso que es todavía bastante más teórico, hay una menor intervención del alumnado en la vida cotidiana. Ahora bien, llevo más de veinte años fuera y me consta que muchas cosas han cambiado. Yo soy muy afortunado, pues estoy en una Universidad muy potente y también soy profesor de Derecho español en Oxford. Me consta que no todo el modelo británico es igual pero sí creo que la Universidad española podría aprender de la británica con el fin de otorgar más poder al alumnado. Es un aprendizaje mucho más interactivo, donde se fomenta el debate, la independencia y el pensamiento crítico.
—Llama la atención que en determinadas titulaciones de algunas universidades británicas la mayoría de sus alumnos vienen de China.
—Este es un tema muy interesante… después del Brexit hemos tenido un descenso vertiginoso de los alumnos europeos, algo tan espantoso como un 80% y eso es una pobreza cultural. La Universidad de Mánchester, como otras universidades, está orgullosa de la pluralidad de nacionalidades entre nuestro alumnado, pero queremos una mayor diversificación y éste es un debate que tiene lugar en el seno de todas las universidades británicas. En determinadas universidades en programas como Economía o Business los alumnos de China pueden llegar hasta el 90%.
—¿Qué cambios debería introducir la Universidad española para lanzar a los alumnos al mercado laboral?
—Hay problemas estructurales. El desempleo supongo que tiene causas mucho más profundas, no podemos culpar sólo a la Universidad, pero en Reino Unido desde el primer día tenemos contacto, por ejemplo, en Derecho, con bufetes de abogados y los estudiantes hacen prácticas desde primero de carrera. Muchas oportunidades laborales de mis alumnos proceden de estos contactos, algo que quizá en España no sucede. En los cuestionarios que realizamos a los alumnos nos dicen que las clases magistrales son las sesiones que más disfrutan y las combinamos de manera exitosa con los workshops (seminarios) donde tienen un papel mucho más activo. Estoy extremadamente orgulloso de mi formación en la universidad española, pero es cierto que tenemos unos planteamientos laborales diferentes. Aquí, a mis estudiantes les pregunto: ¿a cuántos de vosotros os gustaría ser funcionario? Y de un grupo de quinientos levantan la mano tres. He hecho la prueba en España y allí, por el contrario, tienes casi todas las manos levantadas.
—Reino Unido quiere ser un referente en IA. Elon Musk cree que el mejor amigo del hombre será un robot humanoide mientras la mayoría habla de consecuencias «catastróficas», ¿cuál es su opinión?
—La IA es una realidad que va a aportar avances en el ámbito de la medicina, contra terribles tragedias como el cáncer. Ahora bien, hay peligros innegables y ya lo estamos presenciando a nivel académico. Se están produciendo plagios de trabajos y eso es aterrador. El verdadero problema es que, si queremos que las personas se sientan naturalmente realizadas, felices, que puedan contribuir a la vida social, si somos sustituidos por robots, esto va a tener un efecto letal porque no solamente se va a producir un impacto innegable en la economía, con el incremento del desempleo, sino también una merma de nuestra autoestima. Por tanto, tiene que haber una regulación férrea y clara, lo que yo no sé es hasta qué punto la ley va a poder prever todos los desarrollos.
—Según decía la rectora de la Universidad de Navarra en ABC, para responder a los retos éticos de la IA, habrá una mayor presencia de las Humanidades. ¿Ve esa tendencia?
—Derecho es una de las facultades con mayor número de alumnos en la Universidad de Mánchester y las carreras de humanidades tienen más alumnos que las de ciencias, que las ingenierías o que medicina. Estamos muy orgullosos porque las humanidades son fundamentales para la Universidad. Por ejemplo, en la electrificación de la economía, un proyecto en el que intervine cuando era vicedecano de transferencia el año pasado, los científicos necesitan ver qué va a pasar con ese tipo de medidas energéticas, los cambios que se van a producir y para saber cuál es el impacto social recurren a sociólogos, antropólogos y a juristas. En muchas empresas hay un auge de la demanda de filósofos porque solucionan los desafíos guiados por la lógica.
«El pragmatismo británico está en decadencia, si lo hubieran sido no habrían dejado la UE»
—Como experto en Derecho Eclesiástico ¿qué le parece el vínculo entre iglesia y estado en Reino Unido?
—Cuando llegué me parecía un poco anacrónico. Tenía bastantes reticencias de que hubiera obispos en la Cámara de los Lores, pero lo que he observado en todos estos años es que la presencia de la Iglesia de Inglaterra y el vínculo con el estado ha redundado en beneficio, no solo de los anglicanos, sino de otros cristianos. De hecho, la iglesia de Inglaterra se ha erigido en una especie de paraguas protector de los otros credos religiosos.
—Esa deriva de la Iglesia anglicana en paralelo a esta sociedad multicultural ¿se debe a que son tan prácticos que prefieren reinventarse?
—El pragmatismo británico de alguna manera está en decadencia, si hubiesen sido pragmáticos no habrían dejado la Unión Europea. En la última década lo han sustituido por la ideología y me apena porque la situación del país ha empeorado desde la fatídica decisión de dejar la Unión Europea. En cuanto a la Iglesia de Inglaterra en muchas ocasiones se ha constituido en la voz de los más necesitados y desfavorecidos de la sociedad. En el curso 'Derecho y religión' yo tenía muchísimos estudiantes ateos y agnósticos y les preguntaba si querrían ver la separación de la Iglesia del Estado y me contestaban que no porque es parte de nuestra historia. Yo siempre he mirado eso con envidia porque desgraciadamente en España el elemento religioso es muy complicado y en muchas ocasiones nos divide.
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